Por: Armando León Lezama
En el Estado de Baja California Sur, la epidemia electoral tiene en calle a contingentes de personas de distintas edades, acompañando a candidaturas que van desde hombres, mujeres, indígenas foráneos, afromexicanos y diversos sexuales, en un número rebasado de 600, entre propietarios y suplentes.
Queda claro que hay muchos conchudos y colgados de los de más fama, entre suplentes, plurinominales y miembros de cabildos, que ni se ven ni se sabe de ellos.
Los de destello y los esperanzados primerizos y/o fugaces en lograr puesto y salario de lujo, han tomador como fórmula para lograr votos, caminatas en calles y los llamados cruceros suicidas - repartiendo propaganda - por aquello que irrumpen el tránsito de los vehículos de motor -.
Los saludos de paso en domicilios - donde encuentran moradores a vista porque no todos salen y los que atienden, en mayoría son con el don de la cortesía - son complemento de la farsa conquista sufragios.
Lo de farsa es porque los paseantes gasta suelas, creen ganada su elección porque la amabilidad les hace pensar que son las o los elegidos para el cargo que ostentan:
Senadurías, diputaciones federal y local, presidencias de ayuntamiento, cabildos y sindicatura.
En estricto, creen que a la Roma, con pan y circo, el pueblo elector es subyugado y embelesado.
Cabe decir que el gran reto para demostrar que hay gusto por las candidaturas sería, reducir el abstencionismo.
Para que los llamados triunfos electorales no sean con votos del menos del 50 por ciento del total con posibilidad y obligación a emitir sufragio.
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